martes, 23 de octubre de 2012

"Stop and Stare"


"Paro y miro atentamente.
Creo que me muevo, pero no voy a ninguna parte.
Sí, se que eso le da miedo a cualquiera,
pero soy lo que no puedo ser.

Empiezas a preguntarte por que estas aquí y no allí, 
y darías lo que fuera por estar en el lugar correcto,
pero no es lo que realmente necesitas.
¿Ves lo que veo?"



domingo, 21 de octubre de 2012

Escenario


             Abro los ojos. No se cómo he llegado aquí. Ni siquiera se si soy yo. Me miro las manos, los brazos... sí, vale, creo que soy yo misma, en cuerpo y pensamiento, aunque algo no me deja estar segura. Siento como si tuviera una barrera en mi mente, como si viera mi ropa y no supiera decir si voy vestida. No puedo pensar, como si no supiera nada, como si mi cerebro no reaccionara. Si, son mis manos, mis piernas...pero no tengo color, y me veo difusa. ¿Dónde se supone que estoy? Todavía no había mirado mi  entorno, cuando lo normal habría sido hacerlo inmediatamente. El tiempo parece ir ralentizado, como mi cerebro al entender las cosas. ¿Acaso hay algo que entender? Mi subconsciente me dice a gritos que algo no anda bien... literalmente, a gritos. Y grita tanto... que no me deja pensar, pero lo acepto. Lo acepto todo perfectamente. No entiendo nada, pero me da igual no entenderlo. Vale, poco a poco. ¿Qué estoy viendo? El suelo, sí, estoy de pie, algo es algo. El suelo es raro, como con textura, pero liso. Genial, esto no me dice nada. Esfuérzate, mira al frente. Ya esta. Ahora, analiza. Me veo a mí. Mi cara, y eso me tranquiliza un poco, pero algo me entumece, algo va mal, odiosa y dolorosamente mal. Al igual que mis manos, me veo en blanco y negro y difusa. Como si pudiera... no, puedo, puedo ver a través de mi. Soy...como transparente. Ese sentimiento horrible se hace más y más persistente. Y de repente, ya no estoy. De hecho me veo a mi, pero no a través de un lánguido espejo, sino desde fuera. Algo tan fuerte y pesado como una fría losa de mármol  me ha sacado de mi cuerpo. Ese insistente pensamiento, ese oscuro augurio que me lleva persiguiendo todo este lapso de tiempo ha salido de las sombras, de su escondite, y se ha transformado en una palabra en mi mente, asilada de mi cuerpo ahora. Muerta. Estoy muerta. No se cómo, ni dónde, ni porqué, pero he muerto. Mientras intento asimilar esta fatídica idea, veo mi cuerpo, de pie, tal y como estaba antes. Comienza a andar. Ahora puedo ver el lugar en el que me encontraba. Es tan extraño que no se como describirlo, pero me da igual. He muerto y ya nada importa. Solo importa eso, la nada. Me esfuerzo por seguirme con la mirada. Mi cuerpo comienza a subir unas escaleras, y sigue subiendo, tanto, que desafía las normas de la gravedad. Normas. La única que importa aquí y ahora es que cuando mueres, ya no hay vuelta atrás. Puedo ver que no estoy sola. Mi cuerpo vaga pasando al lado de personas. Seres sin cara. No se paran a mirarme. Ahora mi yo con la cabeza vacía se detiene, delante de una especie de arco. Tras el, veo una mesa de comedor y unos seres sentados alrededor de ella. Pero estos seres si que tienen rostros, y unos rostros que conozco muy bien. Son mi familia. Ahora si, dolor. Dolor, dolor y más dolor. Solo dolor. Nunca había sentido un dolor tan grande, y creía que sabia lo que era sufrir. Sufrir en vida. Llorar hasta no poder mas. Aquí no hay lagrimas. Mis mejillas no están mojadas, pero nunca había llorado tanto. Mi cerebro vuelve a empezar a funcionar. ¿Y ahora que? ¿Que harán ellos? No pueden pasar por esto de nuevo, no. ¿Y qué es de mí? ¿Y todo lo que no he hecho? ¿Todo lo que no he vivido? No, no y no. Esto no se suponía que debía de pasar.¿Por qué? No estoy preparada para dejar este mundo. No me merezco esto... no se merecen esto. Es tan... tan...injusto, podría decir, por decir algo. Tanta pena no puede ser descrita. Si acaso he muerto, ¿que hago aquí? ¿Acaso es este el lugar mejor al que nos vamos? ¿Ese al que todo el mundo se refiere cuando alguien se va? ¿Estas paredes de sufrimiento? Si acaso me he ido, que la muerte me lleve con ella, del todo. No quiero seguir pensando mas. No quiero ser una aura perdida en la nada. No quiero. No quiero. No lo soporto. Me muero estando muerta. Seas lo que seas, haz que pare. De repente, todo se desmorona... ¿ habrá escuchado la parca mi plegaria y me habrá llevado con ella al fin?

Oscuridad. Oscuridad negra. Oscuridad oscura. Claridad opaca. Claridad difusa. Claridad clara. Y entre lágrimas, de nuevo, abro los ojos.




sábado, 13 de octubre de 2012

Personaje



  • ¿Dónde ha nacido? El lugar exacto del nacimiento de Scarlet es desconocido, pero nació en la ciudad de Chicago en el estado de Illinois, EEUU.
  • ¿Qué tipo de familia ha tenido? Su familia, por así llamarlo, hasta los dieciséis años fueron las monjas y sus compañeras del Sisters of Saint Joseph, el convento en el que se crió.
  • ¿Sus padres le querían? No se sabe con seguridad, pero no debían de hacerlo, pues la abandonaron cuando tenía apenas un año y medio en el convento.
  • ¿Qué calificaciones sacaba en el colegio? En las clases que la impartían en el Saint Joseph no sobresalía ni la gustaba destacar, pero sabía cómo arreglárselas para salir bien del paso.
  • ¿Qué libros leía de pequeño? Entre otros, El guardián entre el centeno de J. D. Salinger.
  • ¿Cómo es físicamente? De mediana estatura, delgada y esbelta, y con un rostro difícil de olvidar. Es pelirroja natural, cosa que contrasta a la perfección con su piel clara, y lleva el pelo muy largo y liso con flequillo recto. Tiene unas pocas pecas que adornan sus mejillas y su nariz recta. Sus labios definidos destacan sobre su cara ovalada.
  • ¿Siempre ha sido igual o ha cambiado mucho con los años? Sufrió su mayor cambio a los dieciséis cuando salio del convento y descubrió el mundo que había fuera esperándola.
  • ¿Cómo son sus ojos? Bastante almendrados y de color miel, con largas pestañas. Ofrecen una mirada intensa, penetrante, misteriosa y determinada.
  • ¿Tiene defectos físicos? Una cicatriz en el costado de un antiguo corte.
  • ¿Tiene traumas psicológicos? Sí, el primero de ellos el no conocer a sus padres y no haber tenido una infancia normal, y el segundo un gran vació interior, una sensación de haber perdido algo o a alguien en el pasado.
  • ¿Qué religión practica? Es totalmente atea, pues las religiones ya no tienen sentido para ella ahora que se ha dado por cierta la teoría de la reencarnación.
  • ¿Está casado? Y si es así ¿con quién? Ni siquiera se plantea casarse algún día, además, iría en contra de sus principios.
  • ¿Tiene represiones sexuales? ¿Cuáles? No las tiene, pues su vida amorosa a sido hasta la fecha inexistente.
  • ¿Sus viajes son largos o cortos? Tampoco podríamos llamar a sus desplazamientos "viajes" porque nunca ha salido de Chicago, pero ha tenido que moverse por la ciudad, sobre todo usando el Loop, el famoso tranvía de la ciudad del viento.
  • ¿Cómo va vestido? Sencilla, con lo que encuentra y puede permitirse, largos jerseys o camisetas básicas, pantalones vaqueros y botas militares. Lleva también una cadena al cuello con un ala de plata de colgante, el único obsequio que le dejaron sus padres.
  • ¿Qué color es su preferido? El verde oscuro, como el color de los pinos.
  • ¿Qué le gusta comer? Cualquier cosa que no sea la comida del Saint Joseph.
  • ¿Qué música escucha? No tiene un grupo o cantante favorito, pero podría pasar tardes enteras escuchando discos diversos en su tienda de siempre.
  • ¿Baila? ¿Qué? No suele porque nunca ha tenido la motivación para ello, aunque el mundo de las artes le parece fascinante.
  • ¿Es una persona apasionada? Mucho. De hecho, es su rasgo más significativo.
  • ¿Qué busca en la vida? Conocer su procedencia, encontrar qué es eso que tanto necesita y echa de menos y luchar para que la verdad se imponga.
  • ¿A qué persona quiere más? La idea del amor es un tanto desconocida para ella, pero apreciará mucho y muy rápido a los dos miembros de su nueva familia: Janette y la pequeña Cayla.
  • ¿La gente le quiere? Janette siempre quiso cuidar de ella y Cayla se encariña a los dos minutos de conocerla.
  • ¿Huele bien? Sí, porque adora entrar en perfumerías, utilizar varios probadores en muñecas y brazos y disfrutar de esos diversos olores mientras camina a solas por la ciudad. 
  • ¿Hace ejercicio? ¿De qué tipo? Tiene como hobbie caminar, y se pasa las horas dando vueltas por Chicago.
  • ¿Es melancólico o risueño? Bastante de ambas cosas. Es melancólica en sentido de que añora no tener ciertos recuerdos, y risueña porque le gusta imaginarlos.
  • ¿Cuál es su animal preferido? Los pájaros. Le parecen los animales más bellos del mundo, tan hermosos, inalcanzables y libres.
  • ¿Duerme bien? No duerme demasiado, le parece una pérdida de tiempo, pero a veces se fuerza para que sus sueños le revelen sus incertidumbres. 
  • ¿A qué hora se levanta? Por lo general, a las nueve de la mañana.
  • ¿En qué trabaja? Los dos últimos años ha trabajado en varios oficios de media jornada, lo suficiente para subsistir.
  • ¿Cómo se gana la vida? Trabajando en una lavandería y en una tienda de música entre otros trabajos.
  • ¿Cómo acabará su vida? Habiendo encontrado las respuestas a las preguntas y sus anhelos, tal vez.

          Scarlet Avner es una solitaria muchacha que fue abandonada por sus padres siendo un bebe en un convento ubicado en Chicago, EEUU. Vive en el siglo XXI, en una sociedad en la que la mayor de las preguntas de toda la humanidad ha sido respondida. Después de tantos siglos, filósofos y teorías está comprobado que al morir las almas de los humanos se reencarnan. Aun así, todavía la sociedad no esta preparada para aceptar lo que muchos siguen llamando teoría. Scarlet vivió hasta los dieciséis en el convento, pero siempre se mostró muy escéptica ante la religión, sobre todo cuando empezó a oír hablar sobre la reencarnación. Empezó a hacerse preguntas, y le inquietaba el no tener ni un solo recuerdo de su supuesta vida pasada, ya que debería tener alguno. En lugar de recuerdos, tenia un profundo vació en su interior. Cuando se quedo en la calle, decidió ir en busca de sus padres, pensando que así mitigaría ese vació,
aunque bien sabía ella que se trataba de algo distinto. Después de dos años dando tumbos y descubriéndose a si misma más que hallando respuestas, una mujer de sesenta años, Janette, la reconoció de haberla visto en el convento. Acogió a Scarlet en su casa, junto con su pequeña hija adoptiva, Cayla. Por suerte, Janette era una fiel creyente de la reencarnación  y le contó a Scarlet lo que por ahora se sabía. Según los estudios, los sueños eran una ventana a la vida anterior, y el no recordarla podría deberse a haber sufrido demasiado en dicha vida. Aquel dato fue decisivo cuando Scarlet comenzó un día a soñar. Una carretera, una larga cifra y dos rostros. Uno de estos últimos con una mirada que no olvidaría jamas.



lunes, 1 de octubre de 2012

Primer experimento

     
           Inspiración. Es lo que llevo sintiendo toda la tarde, no se por qué. Creo que me he sentido así muchas veces, pero no me ha dado por coger un cuaderno y escribir sin más. Puede que haya sido porque necesitaba un propósito, un pequeño empujoncito para creer en mí como escritora.

Antes de empezar a plasmar todo esto, las ideas se agolpaban en mi cabeza como una tormenta de ideas viva, así que decidí seguir un consejo que escuché hace unos días. Un bolso con lo mínimo necesario, un cuaderno, un lápiz y una ruta. Mi ruta. Nunca me había parado a pensarlo, pero sí, tengo una. Con ella recorro los lugares más verdes cercanos a mi casa. Tampoco se exactamente como surgió este camino, supongo al igual que una de esas ideas, inesperadas y nuevas, que revelan algo de ti mismo.

Empecé a caminar, escuchando melodías sin voz, e hice lo que suelo hacer, observar. Observar a la gente, los coches, el cielo, los arboles... hasta que trunqué mi ruta buscando bancos, bancos vacíos dispuestos a escuchar este pequeño acontecimiento en mi zona favorita de la ciudad, el lago. Así que aquí estoy, sentada, delante de una especie de mirador con el lápiz en la mano.

Siempre he adorado pasar por aquí. Adornado por alrededor con un paseo de piedra, césped, una grada, una cascada, hermosos sauces llorones y una pasarela de madera colocada justo en el centro, se encuentra un lago artificial custodiado por patos, ocas, y en otros tiempos, por pavos reales.

Por el día, ofrece una bonita estampa para las tardes de primavera, pero por la noche, como ahora mismo a las ocho y treinta y cinco, unas pequeñas luces blancas colocadas debajo de los sauces muestran una cara mucho más misteriosa del lugar.

Empiezo a notar el descenso de la temperatura, y los bancos contiguos al mío se han quedado vacíos... no recordaba como vuela el tiempo cuando escribes. He de retomar mi ruta, mi camino de vuelta, pero este regreso no será como los anteriores, porque volveré a casa convertida en una pequeña escritora de nuevo.